Cómo identificar un vino joven, crianza, reserva o gran reserva.
Muchas veces hablamos de vinos haciendo referencia a si es en vino joven, crianza o reserva pero no tenemos muy claro el tiempo que se necesita para llegar a esta clasificación. ¿Qué diferencias hay entre vino joven, crianza, reserva o gran reserva? Aquí os dejamos la clasificación de los vinos según su envejecimiento en barrica y botella.
Diferencias entre vino joven, crianza o reserva
- Vino joven. Son vinos que no han pasado ningún proceso de envejecimiento. Vinos que una vez pasada la fermentación se embotellan y están listos para su consumo. Los vinos jóvenes están pensados para consumir durante el año y dejarlos para consumir más tarde puede hacer que el vino pierda cualidades y se eche a perder. Los vinos jóvenes aparecen en el mercado pocos meses después de la temporada de vendimia.
- Vino crianza. Los vinos crianza son los que han pasado por un periodo de envejecimiento. Para que un vino tinto sea considerado crianza debe haber pasado un periodo de envejecimiento de 24 meses, siendo mínimo una estancia de seis meses en barrica y el resto en botella. Para los vinos blancos y rosados serían un total de 18 meses.
- Vino reserva. En este caso el vino necesita un periodo de envejecimiento de al menos tres años para los vinos tintos o 2 años para los blancos y rosados. El envejecimiento en barrica para los vinos tintos reserva debe ser al menos de 12 meses y el resto del tiempo en botella.
- Gran reserva. Los vinos gran reserva deben envejecer al menos durante 5 años, siendo 18 meses en barrica y el resto, 42 meses en botella. Para los vinos blancos serían unos 48 meses en barrica y 6 en botella.
Esta clasificación puede variar en cuanto a los meses de envejecimiento del vino. Y es que puede haber pequeñas diferencias entre diferentes denominaciones de origen.
¿Cuánto tiempo guardar cada tipo de vino?
Esta clasificación hará también que sepamos qué vino se puede guardar y para cuánto tiempo. Porque si hablamos de vinos jóvenes están pensados para consumir durante el primer o segundo año de su embotellado, pasado más tiempo empieza a perder cualidades y a los cinco años es probable que el vino no esté en condiciones de beber.
Por su parte los vinos crianza desde su embotellado pueden alcanzar su punto óptimo de consumo a los siete, ocho o nueve años aproximadamente y aunque es un vino que podemos guardar hasta veinte años, su curva de declive empieza paulatinamente a partir de los diez u once años.
Los vinos gran reserva tienen una curva de declive mucho más lenta y son vinos que guardan sus cualidades durante muchos años.
Cómo oler el vino y qué podemos encontrar en él fácilmente
Tratar de explicar los aromas del vino es un tema que puede dar mucho que hablar, pero sí que creemos interesante dar unos pequeños detalles sobre lo que nos podemos encontrar al abrir una botella. Y es que detrás de los aromas hay mucho más de lo que inicialmente se puede llegar a apreciar, entran en juego una serie de factores que harán que afecte al resultado final del vino de una manera u otra.
Factores de los aromas del vino:
- La cepa (plantón de la viña).
- El suelo (naturaleza geológica del terruño).
- El microclima (clima y exposición).
- La añada (las condiciones climáticas del año).
- Las prácticas de cultivo (la poda, abonos…).
- Técnicas de vinificación.
- Condiciones de almacenamiento y envejecimiento.
Y es que el vino desarrolla determinadas sustancias aromáticas durante todo el proceso, desde la viña hasta la crianza.
Dependiendo de la etapa en la que se encuentre un vino, los aromas se clasifican en tres categorías: Primarios, Secundarios y Terciarios.
Los aromas primarios
Están ligados a la naturaleza de las cepas de dónde provienen. Zona de cultivo, variedad, climatología…. y se agrupan por diferentes categorías como:
- AFRUTADOS: Toques de cítricos (limón, pomelo, naranja), frutas exóticas (piña, plátano, melón), frutas con pepitas (manzana, pera, membrillo, uva moscatel), frutas rojas (fresa, frambuesa, grosella), frutas negras (arándano, mora, grosella negra), frutas con hueso (melocotón, cereza, albaricoque) o también frutos secos (nuez, ciruela pasa).
- FLORALES: Toques a flor de espino blanco, miel, acacia, tilo, rosas o violetas.
- VEGETALES: Podemos encontrar toques de pimiento verde, hinojo, canela, heno, tomillo o ligeros toques de romero.
Los aromas secundarios
Estos provienen del proceso de la fermentación del vino y dependen del tipo de levaduras.
Algunas de estas esencias principalmente son aromas de panadería o lácticos. Se pueden encontrar toques a piña, plátano, lichi, melón, manzana, pera, membrillo fresco, melocotón, nuez, miel, levadura, canela, azafrán o mantequilla fresca. Son recuerdos más caramelizados y a productos de bollería.
Los aromas terciarios
Los aromas terciarios son los que provienen de la fase de crianza o envejecimiento el vino. Estos aromas por tanto no aparecerán en vinos jóvenes, ya que no pasan ese proceso de guarda por largos periodos de tiempo.
Es tras la fermentación alcohólica y maloláctica cuando el vino se somete a reposo en toneles y/o botellas y los aromas evolucionan a mayor complejidad.
Algunos de los aromas terciarios que podemos encontrar en el vino son toques a ciruela pasa, champiñón, trufa, cedro, regaliz, vainilla, cuero, pan tostado, almendra o avellana tostada, caramelo, café, chocolate amargo o recuerdos a ahumado.
La solución
De primeras puede parecer complejo identificar aromas en el vino, pero practicando, catando muchos vinos y prestando atención, se llegan a encontrar esos matices y a identificar y asociar rápidamente con los elementos antes citados.
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